lunes, 19 de febrero de 2018

CARLOS KLEIBER




Rafael Ponce

14-01-2018

Es cierto que casi nunca se oye hablar de hijos de grandes directores de orquestas que opten por la misma profesión que sus padres, pues bueno este es uno de los pocos ejemplos, y creo que superó a su padre el gran Erich Kleiber.
La renuncia de este a la direción de la Ópera Alemana de Berlín, seguido de su exilio en Buenos Aires, hacen que Carlos (nacionalizado argentino desde su llegada al país) comenzara sus estudios musicales en Buenos Aires, a pesar de que su padre se opusiera frontalmente a que se dedicara profesionalmente a la música, no pudo evitar que conociera desde niño el contacto con el Teatro Colón o el Teatro Argentino de la Plata de la capital argentina, donde en 1952 con solo veintidós años de edad el joven músico iniciaba una prometedora carrera, si es verdad que poco después también estudió química en Suiza para complacer a su padre.
Está claro que su padre nunca le brindó ayudas en lo tocante a su carrera en la música, y si tenemos en cuenta que en los años cincuentas la carrera de director no se hacía de la forma meteórica de hoy día, entonces tenía que pasar tiempo para que un director de provincias que lo mereciera diera el salto a una orquesta de primer nivel, pues Carlos en 1953 con 23 años regresa a Europa y trabaja como voluntario en el Teatro Gärtnerplatz de Múnich, haciendo sus primeros pasos en los auditorios de provincia alemanes como cualquier director de su edad.
A los 29 años le descubre un crítico muniqués después de dirigir La Novia Vendida en el Landestheater de Salzburgo, “se desató un vendaval de musicalidad bohemia” dijo el crítico, resaltaba la gran expresividad y precisión, a partir de entonces fue una referencia jóvenes alemanes.
Comenzó con las orquestas de Potsdam y Zúrich que le dieron destreza con el instrumental, siguiendo con las de Stuttgart y Dússeldorf donde despertó un interés que sobrepasó las fronteras regionales y es entonces cuando su nombre empieza a sonar para las grandes orquestas europeas.
Su carrera está marcada por actuaciones extremadamente brillantes pero esporádicas, y es que Kleiber era un perfeccionista con una complicada personalidad, considerado como un rebelde en la música clásica, provocó muchos escándalos por cancelar actuaciones en el último momento sin aparente motivo. Solía actuar tan poco que Herbert von Karajan dijo "sólo dirige si se le acaba la comida en la nevera", si bien por otro lado Hollender el director de la Ópera de Viena decía que "Las actuaciones tan esporádicas de Kleiber se explican porque el director buscaba en el arte lo que nadie encuentra: lo absoluto".
Se convirtió en una figura legendaria, sus esporádicas apariciones en La Scala, el Covent Garden, el Metropolitan Opera, Viena, Múnich (sitio para él predilecto para trabajar), Berlín y Tokio eran ocasiones muy esperadas por la crítica y público. Llegó incluso a recibir la oferta de dirigir como titular la Filarmónica de Berlín después de la muerte de Herbert von Karajan, oferta que desechó, sinceramente no veo a un genio como él, llevando las riendas de una orquesta tan compleja como la alemana, que imagino necesita de una dedicación absoluta. No concedía entrevistas, nadie que no fuera un aficionado de verdad citaba jamás su nombre entre esos maestros que todo el mundo conoce. Nadie sabía qué hacía, dónde estaba, hasta que de vez en cuando, algún milagro le devolvía a eso que él despreciaba y que se llama actualidad. Los grandes aficionados del mundo esperaban ansiosamente cada vuelta de Kleiber, los empresario pagaban su estratosférico caché sin dudarlo.
Confeccionó un repertorio muy selecto y exiguo de partituras con las que trabajaría durante los treinta últimos años de su vida: algunas sinfonías de Beethoven, de Mozart, el repertorio de la dinastía Strauss, y un selecto número de óperas como La Bohéme, Otello, Carmen, Tristán e Isolda, Der Freischütz, Elektra, El caballero de la rosa y Wozzeck, esta última estrenada por su padre Erich en la Staatsoper de Berlín en 1925, bajo la supervisión del propio Alban Berg, siendo las versiones de Carlos consideradas como definitivas.
Era tan genial como Celibidache pero opuesto a él, en muchos aspectos, por ejemplo se mostraba educadísimo con los músicos. Coincidía con Sergio en la necesidad de muchos ensayos, la búsqueda de la perfección, la independencia y un exacerbado perfeccionismo están por encima de cualquier tipo de valor para él. En el tema operístico no participa de los protagonismos desmesurados de algunos directores de escena, para él lo fundamental es la música.
Calificado como un director caprichoso y súper exigente, sólo hizo justicia al segundo calificativo, amable y sonriente, declinaba cualquier contacto con los medios de comunicación. Exigía ensayos a puerta cerrada, para continuar profundizando sin interferencias en la interpretación de una música que podría dirigir con los ojos cerrados, pero en la que continúa buscando detalles y matices.
El violinista español Ángel Jesús García, concertino de la Orquesta del festival de Bayreuth en aquella época durante 16 años, comentaba respecto el estilo de dirección de Kleiber “Era un hombre que no decía a los músicos cómo tenían que tocar, ni que tocasen fuerte, o más piano... El siempre intentaba explicar lo que el veía en la música que íbamos a tocar. Kleiber era un soñador con el cual uno, tocando música podía soñar. No hay que olvidar que los músicos tocamos muchas y repetidas veces las mismas piezas, las mismas óperas, pudiendo caer a veces en la rutina, y eso es malo para la música. Por ello, si los directores no tienen ese halo especial de buscar algo especial bajo cada obra, en cada compositor, carecen de lo esencial. Y Kleiber lograba hacer de esa obra una cosa muy personal.”
Murió el 13 de Julio del 2004 a los 74 años de edad después de una larga enfermedad, aunque hay quien dice que su muerte se aceleró a raíz de la muerte de su mujer, fue enterrado en Eslovenia país de origen de su madre, la estadounidense de origen esloveno Ruth Goodrichse. Como alguien dijo “murió sin avisar, enterrado en un cementerio que nadie visitará. Quiso ser invisible y lo consiguió finalmente.
La discografía que nos dejó en la que como es natural nunca hizo concesión alguna a las presiones del mercado, esta jalonada en su mayoría con grabaciones que se consideran referencia definitivas de los temas que contemplan. Una prodigiosa lectura de El cazador furtivo con la Staatskapelle de Dresde, abrió en 1973 su relación artística con Deutsche Grammophon. Con la Orquesta Filarmónica de Viena ha grabado la Quinta y la Séptima de Beethoven, la Cuarta de Brahms y la Tercera y Octava de Franz Schubert. con otras discográficas además de su repertorio beethoveniano, las sinfonías 33 y 36 de Mozart y la Segunda de Brahms, el Concierto para piano de Dvorák con Sviatoslav Richter como solista, la Sinfonía número 2 de Alexander Borodin, La canción de la tierra de Mahler, también existen DVD con actuaciones históricas.
En el repertorio operístico, tras Weber llegaron memorables versiones en estudio de La traviata con Ileana Cotrubas y Plácido Domingo, y Tristán e Isolda con Margaret Price y René Kollo, El murciélago en disco, en la Ópera de Baviera, otras dos versiones filmadas de El caballero de la rosa en la Ópera de Baviera en 1977, con Gwyneth Jones, Lucia Popp, Brigitte Fasbaender y Karl Riddersbusch, y en la Ópera de Viena en 1994 con Felicity Lott, Barbara Bonney, Anne Sofie von Otter y Kurt Moll.
También tuvimos la suerte de verle por televisión dirigiendo los Conciertos de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena en 1989 y 1992.


miércoles, 29 de enero de 2014

CLAUDIO ABBADO


    Rafa Ponce 29/01/2014
   El 20 de Enero del presente año murió Claudio Abbado, una leyenda de la dirección orquestal. Si a alguien le debo mi afición a la música clásica, sin duda en gran medida es a él. 
    La nula educación musical que en este país recibimos, hace imposible llegar a la misma de jóvenes, solo tu evolución personal te hace arribar a ella y en mi caso la responsable principal fue la música rock, que me fue llevando sin darme cuenta a buscar formas más complejas y perfeccionista que solo encontré en la clásica.
    Aquellos años sesentas de Beatles, Rolling, Procol Harum, Mamas & The Papas, The Who, etc. nos aficionaron a la música y para mi todo culminó con la aparición del rock sinfónico que ya los Beatles nos anticiparon en temas como Yesterday o Eleanor Rigby, pero que en los setentas con Pink Floyd, Mike Oldfield, Emerson, Lake and Palmer, Camel o Yes, entre otros, consiguió su mayor exponente. Aquí me quedé yo, ya nada de lo que llegaba para mi gusto superaba aquello, y fue esa búsqueda de algo nuevo que superara a lo anterior, la que me hace empezar tímidamente a escuchar música clásica.
   Sello como Deutsche Grammophon, orquestas como Filarmónica de Berlín o directores como Herbert von Karajan empiezan a interesarme. En un principio me pareció un mundo elitista y como tal distante de gente como yo, pero a pesar de todo me interesaba el tema y compraba todo lo referente a este tipo de música que caía en mis manos, y fue en el libro “Los grandes directores de orquesta” de Hans-Klaus Jungheinrich, donde de verdad conozco el talante y la gran persona que ha sido Claudio Abbado . 
    Este milanés andaba ya a finales de los sesentas y la década de los setentas en la Orquesta de la Scala de Milán, primero como director permanente, después como director musical y ya en 1977 como director artístico, todo esto a pesar de sus reiteradas críticas desde dentro, a la escueta dotación financiera que recibía una entidad de la historia y prestigio como es la Scala. Salvando como puede estos imponderables, aguanta hasta que en 1979 abandona la dirección artística y en el 80 dimite como director permanente. En 1986 comienza a trabajar con la Ópera de Viena como director musical y a partir de entonces ya su agenda está repleta de colaboraciones con las mejores orquestas de todo el planeta. En 1989 sucedió a Herbert Von Karajan como director principal de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Un cáncer de estómago se cruzó en su vida y hace que en 1998 anunciara su intención de dejar la orquesta en 2002. Cuentan las crónicas la estremecedora interpretación que hizo en 2001, con visible dificultad física, del Réquiem de Verdi, en la Filarmonía de Berlín, aquello le pareció a todos una despedida. Después de recuperarse afortunadamente de la enfermedad, creó la Orquesta del Festival de Lucerna en 2003. Curiosamente en su regreso, sonó la Segunda de Mahler: La Resurrección. 
    Como comenté antes, estuvo siempre disconforme con la política cultural italiana, su seriedad de artista incorruptible, le llevó a simpatizar con el partido comunista italiano y a pertenecer al grupo de músicos notables (que formaron entre otros Luigi Nono y Maurizio Pollini) que colaborarían con la iniciativa cultural comunista de la región industrial de Reggio nell’Emilia “Música/Realtá”, consistía en llevar la música a los lugares de trabajo, como un catalizador del avance social y del progreso bien entendido, la música debía dejar de ser una cultura burguesa. Este punto me llegó hondamente ¡porque la música clásica tenía que ser para la burguesía!, si en cambio los artistas mayoritariamente proceden de sectores modestos. Me sentía profundamente de acuerdo con Abbado y la admiración que sentía sobre él como músico, pasó a ser también como persona. 
    La cercanía a la juventud fue otra de las facetas de él que me apasionaban. Decía que todo estaba en la educación ¡qué gran verdad!, llegó últimamente a considerar criminales a los que aplicaban recortes sobre la educación y la cultura. Le entusiasmaba el sistema de orquestas venezolano, fundado por José Antonio Abreu, con el que colaboró activamente, además tuteló a su máximo exponente, el grandísimo director de orquesta también venezolano Gustavo Dudamel. Creó orquestas juveniles como la magnífica orquesta Gustav Mahler. 
    Leo en el País declaraciones de Teresa Berganza, con la que hizo casi todo Rossini, que lo definen a la perfección “Cantar con él era muy fácil. No hacía falta mirarle las manos, con los ojos ya sabía lo que quería. Mi primera Carmen fue con él. Han sido muchos años de hacer buena música juntos. Perdemos para mí el más grande. No es solo él, es una época la que se va”. Siguiendo lo publicado en este periódico, Dudamel llora su pérdida. “Para mí será siempre parte de ese excelso grupo de genios en la historia del arte. Su infinita generosidad y amor serán siempre unos de los más valiosos tesoros que guardaré en esta vida”
    En 2010 recibió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, las primeras palabras al recibirla fueron «es un gran honor y un placer, porque estoy muy ligado a España, como muchos saben, mi apellido viene de Abad, y por eso suelo decir que mis orígenes están ligados al sur de España. Los Abad participaron en la construcción de los jardines del Alcázar de Sevilla y posteriormente se trasladaron a Italia, donde levantaron un castillo. Vengo siempre con mucho placer a España, y es también un placer estar aquí con tan buenos amigos. Agradezco mucho las amables palabras de presentación con las que me han obsequiado. Les pido solamente, por favor, que no me llamen maestro. Para todos soy siempre Claudio». Cuando llegó a la Filarmónica de Berlín fue una de las cosas que pidió a sus músicos, que no le llamaran maestro, simplemente Claudio. Yo desde mi admiración al “Maestro Claudio” recuerdo el final tan espectacular de la 2ª Sinfonía de Mahler que él tanto interpretó, donde coro y cantantes, interpretan versos del poema “Resurrección” de Klopstock que dicen: 
     Con las alas que me he conquistado… / Me elevaré. / Moriré ¡para vivir después! ¡Resucitarás, si, resucitarás en un instante! / ¡Lo que has penado te conducirá hacia Dios!


sábado, 15 de diciembre de 2012

GUSTAVO DUDAMEL



Rafa Ponce 15/12/12

“El hombre que rejuvenece la música clásica" titulo un artículo sobre el publicó National Geographic, en de su edición de octubre de 2010.



Confieso que me impresionó cuando lo vi dirigir en unos ensayos para “La Consagración de la Primavera” de Stravinsky, creo que su fuerza y vitalidad se junta con la de esa joven orquesta Simón Bolívar y forman un coctel explosivo que te llega muy dentro. Recuerdo verlos en unos Proms donde al final hubo los acostumbrados bises y un final de infarto interpretando el Mambo de West Side Story de Leonard Bernstein, en el cual los músicos se ponen de pié, gritan, giran sus instrumentos y bailan delirantemente, con el público también gritando y de pié. “Es inevitable y es de agradecer. Dudamel se encuentra en su salsa —de chiles, y muy picante como mínimo— y gracias a una fascinante complicidad con los músicos consigue unas interpretaciones que son puro fuego” comenta Vela del Campo en El País.
Qué gran labor se está haciendo en Venezuela con ese sistema de orquestas juveniles ideadas por Jose Antonio Abreu, que filtran la excelente plantilla de la Simón Bolívar, orquesta a la altura de las europeas de prestigio. Todo un ejemplo a seguir.
Nacido en Barquisimeto en 1981 de padre músico, tocaba el trombón en el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles del estado Lara, mientras su madre estaba en uno de los coros, Gustavo Dudamel empieza a los seis años en la Escuela Doralisa de Medina, la maestra Julieta Pérez Pedraza le dio las primeras lecciones de teoría y solfeo. De ahí se traslada al núcleo Jacinto Lara. Donde recibe clases de violín de los profesores José Luis Jiménez y su padre Luis Jiménez. El siguiente paso fue Caracas concretamente la Academia Latinoamericana.
El maestro José Antonio Abreu es fundamental en su formación, fue quien reconoció sus infinitas posibilidades artísticas y lo impulsó.
En 1999, fue nombrado director de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y de la Orquesta Sinfónica Nacional de la Juventud de Venezuela.
Es el maestro Abreu quien le aconsejó que participara en el concurso de dirección Gustav Mahler, corría en el año 2004, fue el participante más joven, tenía 23 años y de nada menos que 300 competidores gana el primer premio. En el jurado del Concurso, formaba parte Esa-Pekka Salonen, quien no sospechaba entonces que estaba premiando a quien habría de sucederlo cinco años más tarde en la Filarmónica de Los Ángeles. Se supo que refiriéndose a Dudamel, comentó que no había conocido un talento igual.
En 2005 debuta en los Proms de Londres, como reemplazo del indispuesto Neeme Järvi y recibe el Premio Anillo de Beethoven, creado por la sociedad de amigos del Festival Internacional de Beethoven de Bonn. Asimismo, debutó con la Philharmonia, la Orquesta Filarmónica de Israel y la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles.
En 2006 es director invitado en la Sinfónica de la ciudad de Birmingham, la Orquesta Estatal Sajona de Dresde y la Real Orquesta Filarmónica de Liverpool. Llega a la Scala de Milán noviembre del mismo año, con nada menos que el Don Giovanni de Mozart. Graba junto a la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar para el sello Deutsche Grammophon obras de Ludwig van Beethoven concretamente, la quinta y séptima sinfonía, y ejecuta una versión de la 2ª Sinfonía de Gustav Mahler en la ciudad de Barquisimeto. Directores como Simón Rattle y Claudio Abbado, aceptaron invitaciones para dirigir la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela. Además es nombrado director principal de la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo, para la temporada 2007-2008. También este año se casó con Eloísa Maturén también natural de Venezuela, bailarina de ballet clásico y periodista.
En 2006, sus apariciones como director invitado incluyeron conciertos con la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, la Orquesta Estatal Sajona de Dresden y la Orquesta Filarmónica Real de Liverpool. En noviembre, hizo su debut en el Teatro de La Scala de Milán con la ópera Don Giovanni de Mozart. Ese mismo año junto con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, grabó su primer disco para el sello Deutsche Grammophon con música de Ludwig van Beethoven. En abril de 2007, durante un contrato de director invitado con la Orquesta Sinfónica de Chicago, fue nombrado director musical de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles para la temporada 2009-2010 sucediendo a Esa-Pekka Salonen.
En 2007 dirige la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart en un concierto en conmemoración del octogésimo cumpleaños del Papa Benedicto XVI. Con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar hace una gira de conciertos por Europa, destacando su actuación en los Proms de Londres. Al retornar a Venezuela, celebran un concierto en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela con motivo de la celebración del 32 aniversario de la Sinfónica Simón Bolívar ejecutando la Novena Sinfonía de Beethoven. En septiembre, dirige por primera vez la Orquesta Filarmónica de Viena en el Festival de Lucerna. En noviembre es condecorado en Venezuela con la Orden Francisco de Miranda y además se le designa padrino de la Misión Música que busca incorporar a 1 millón de jóvenes y niños al Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela. A principios de diciembre participó como director invitado de la Orquesta Filarmónica de New York en una serie de conciertos donde se le concedió el privilegio de dirigirlos con la batuta que utilizó Leonard Bernstein.
En enero de 2008 grabó dos álbumes con la Deutsche Grammophon, uno dedicado a la música latinoamericana, nominado a los Grammy Latinos, y el otro dedicado a Tchaikovsky. En marzo, es director invitado en la Sinfónica de San Francisco con un programa que incluyó el Concierto para Piano y Orquesta No. 1 de Sergei Rachmaninov con Kirill Gerstein al piano y el Pájaro de Fuego de Igor Stravinsky. En marzo se le rindió un tributo en Caracas al compositor polaco Krzysztof Penderecki gran figura musical de la segunda mitad del siglo XX y presente en la sala, con la ejecución de "Las Siete Puertas de Jerusalén" del citado compositor polaco, una sinfonía concebida para cinco solistas y gran coro. En mayo sale el tercer álbum de Dudamel con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela con el sello como no de la Deutsche Grammophon, con el titulo Fiesta que incluye composiciones de autores latinoamericanos.
A finales de abril de 2009, fue cordialmente invitado a la reinauguración del Teatro Juares en Barquisimeto, estado Lara luego de diez años de laboriosas restauraciones. En ese día, se dio un concierto con la Sinfónica de Lara donde se interpretó la Sinfonía n.º 5 de Beethoven, Obertura 1812 de Tchaikovsky y la Obertura Festiva de Dmitri Shostakovich.
El 30 de junio la Universidad Centro occidental "Lisandro Alvarado" le confirió el Doctorado Honoris Causa por sus innegables logros musicales reconocidos en todo el mundo. Dudamel es el Doctor Honoris Causa más joven de toda la historia de la UCLA. En septiembre asume la dirección musical de la Orquesta Filarmónica de Los Angeles con un ensayo de Sinfonía n.º 9 de Ludwig van Beethoven donde participan Los Angeles Master Chorale y representantes de corales de ocho comunidades. El primer concierto oficial se ejecuta el 8 de octubre en el Walt Disney Concert Hall y el programa incluía el estreno mundial de City Noir de John Adams y la Sinfonía n.º 1 de Gustav Mahler. En enero de 2010, recibe Doctorado Honoris Causa de la Universidad del Zulia. En diciembre dirigió en Bogotá a 200 músicos, la mitad de diferentes orquestas colombianas y la otra mitad pertenecientes a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela en un concierto binacional. En junio de 2011, se estrena el largometraje "Dudamel: el sonido de los niños" donde presenta la historia de un grupo de niños que gracias a los programas orquestales, viven la alegría de la música y dejan un mensaje claro: el Arte es un derecho universal. En julio con una orquesta de 400 músicos y un coro de 1200 personas, interpretaron la Cantata Criolla de Antonio Estévez en la remodelada Plaza Diego Ibarra de Caracas el día del bicentenario de la independencia venezolana. En agosto, con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar nuevamente son invitados a los Proms de Londres interpretando la Sinfonía nº 2 de Gustav Mahler: "La Resurrección", en conmemoración del centenario de la muerte del compositor. Con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela participa en la celebración de la entrega anual de los premios Grammy Latinos.
A comienzos de 2012 se produce lo que el diario Los Angeles Times calificó de "locura". Durante menos de dos meses dirigió en Los Ángeles y Caracas, todas las sinfonías de Gustav Mahler, un compositor al que ha profesado veneración toda su vida."Mi aventura amorosa con Mahler empezó cuando mi tío me regaló una de sus grabaciones. La primera pieza sinfónica que dirigí cuando, tenía 16 años de edad fue la primera que él escribió. La obra de este compositor ocupa un lugar muy especial en mi corazón y tener a mis dos familias juntas es para mí un sueño hecho realidad".
En el mes de febrero ganó el Grammy Award a la mejor interpretación orquestal, junto a la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, por la ejecución de la Sinfonía nº 4 de Brahms.
Venezuela gracias a José Antonio Abreu y de la mano de la Simón Bolívar y Gustavo Dudamel se ha convertido en un enclave musical de primer orden. Simón Rattle, Claudio Abbado y Daniel Barenboim ha pasado por allí y han elogiado el sistema. Desde aquí rindo tributo al alma actual del proyecto que es Gustavo Adolfo Dudamel.

viernes, 20 de abril de 2012

ADAGIO PARA CUERDA Op.11 SAMUEL BARBE


Rafa Ponce 15/04/2012

Tiene su origen en el segundo movimiento de su cuarteto de cuerdas nº 1, Opus 11, compuesto en 1936 por Samuel Barber (1910-1981), estadounidense de West Chester (Pensilvania). También adaptó la obra en 1967 para un coro de ocho voces, en un Agnus Dei.
La estreno Toscanini al frente de la Orquesta Sinfónica de la NBC en una emisora de radio neoyorquina un 5 de Noviembre de 1938, después de un corto desencuentro y malentendidos entre director y compositor.
Catalogada como una de las obras musicales más tristes, es un llanto o lamento, que ha sido la más elegida para expresar el dolor en muchos acontecimientos luctuosos, como es el caso del atentado al World Trade Center del 11 de septiembre de 2001 o en el funeral de Franklin Delano Roosevelt en 1945.
No se ciñe a las nuevas tendencia de su época tomando formas y armonías tradicionales, como casi toda la obra de Barber es muy melódica por lo que se le encasilla en el neo romanticismo.
Tomó gran popularidad, cuando Oliver Stone en 1986, lo utilizó en la banda sonora de su película Platoon. En la primera secuencia, la llegada de reclutas a Saigón en un avión de transporte, que aprovechará el viaje de vuelta para llevar a casa los muertos en combate “la llegada al infierno”.
El pasado viernes tuvimos la suerte en Málaga de escucharla al estar incluida en el programa ofrecido por la OFM que dirigió el director chino En Shao, como batuta invitada, en una versión muy brillante.

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domingo, 19 de febrero de 2012

MUERTE Y TRANSFIGURACIÓN (Richard Strauss)



Rafael Ponce 20-02-2012

Muerte y Transfiguración fue iniciada a finales del verano de 1888 y terminada el 18 de noviembre de 1889. Strauss dirigió su estreno en Eisenach, el 21 de junio de 1890. Durante mucho tiempo se creyó que Muerte y Transfiguración se había inspirado en una grave enfermedad que había sufrido el compositor. Pero esa enfermedad tuvo lugar varios meses después de terminada la obra.
Se me ocurrió la idea de representar en un poema sinfónico la muerte de una persona que había luchado en pos de los más altos ideales, por lo tanto muy posiblemente un artista. El enfermo yace en su cama dormido, respira pesada e irregularmente; sueños agradables ponen una sonrisa en sus rasgos a pesar de su sufrimiento; su sueño se hace más ligero; despierta; nuevamente es asaltado por un dolor terrible, sus miembros tiemblan de fiebre -cuando el ataque retrocede y se reduce el dolor, reflexiona acerca de su vida pasada, ante sus ojos pasan su infancia, su juventud con sus luchas, sus pasiones, y luego, mientras vuelve el dolor, aparece ante él el fruto de su paso, la idea, el Ideal que ha tratado de concretar, de representar en su arte, pero que no ha logrado perfeccionar porque no está en ningún ser humano la posibilidad de perfeccionarlo. Se acerca la hora de la muerte, el alma abandona el cuerpo, para encontrar perfeccionado en su forma más gloriosa, en el cosmos eterno, lo que no pudo cumplir aquí en la tierra. Así explicaba Strauss en una carta esta obra.
La obra exige como es normal en este compositor una plantilla orquestal  grande. Recuerdo que desde que la escuché por primera vez me cautivó, esta música del sufrimiento donde tú vas percibiendo como el enfermo pasa por momentos de calma recordando su juventud, cortados por ataques violentos de dolor donde se retuerce en su agonía, llegando al para mí momento cumbre donde la música marca el momento exacto de la muerte con un golpe de timbal espeluznante que describe de forma insuperable el salto al más allá.
Finaliza indicándonos que las cualidades que están en nosotros desde la infancia perduran hasta el más allá y que el alma transfigurada realiza los objetivos que nunca pueden lograrse durante la existencia terrenal.

sábado, 3 de septiembre de 2011

TERCERA SINFONIA DE MAHLER


Rafael Ponce 3-09-2011

“Imagínate una gran obra en la que de hecho se refleja el mundo entero: uno no es, expresémoslo así, más que un instrumento en el que toca el universo ¡Mi sinfonía será algo que aún el mundo no ha oído! Toda la naturaleza recibe en ella una voz y cuenta cosa tan profundamente secretas como las que quizás se presagien en los sueños” así le explicaba Mahler a la soprano austriaca Anna von Mildenburg su tercera sinfonía.

Pues bien comenzamos esta temporada en Málaga con este peso pesado del mundo sinfónico mahleriano.
A mí personalmente me parece arriesgado comenzar la temporada con una obra tan colosal y complicada, pero como soy un incondicional de Edmon Colomer confío en el éxito del concierto, además ya en la temporada 1998/1999 Odón Alonso comenzó también con la misma obra, fue donde tuve la ocasión de escucharla por primera vez en directo.
La idea de componer esta tercera sinfonía se gesta en 1893 la concluye en 1896, en el verano de 1895 comenta a su amigo Friedrich Löhr que era lo más maduro y personal que había hecho hasta ese día y añadía que era su obra más rica y peculiar.
Sinfonía de gran envergadura, consta de seis movimientos, dos de los cuales requieren un coro de niños, uno de mujeres y una contralto, de una duración aproximada de 95 minutos.
Toda la obra gira alrededor de la Tierra y la Naturaleza, con textos de Nietzsche y del propio Mahler, descrita como un enorme fresco sinfónico pleno en colores que se complementan o se contraponen, según el estado de ánimo del compositor.
El 1º movimiento “El despertar de Pan. El verano hace su entrada” Movimiento de algo más de media hora, del que Mahler dijo "Esto es polifonía pura", trasladando el escenario a cualquier pueblo donde se están celebrando las fiestas populares, con las barracas de tiro, teatro de marionetas, columpios, tiovivos, una orquestina militar tocando música dicharachera, marchas y fanfarrias contrastan con sonidos suaves que evocan los campos. Curiosamente fue el último movimiento que compuso. Hay quien lo considera “Un himno gigantesco a la Creación”.
El 2º movimiento “Lo que me cuentan las flores del campo” Es un minueto con una instrumentación de música de cámara del que Mahler dijo “Es la pieza más despreocupada que he escrito, despreocupada como solo las flores pueden serlo. Todo revolotea en el aire con gracia y liviandad, como flores que se inclinan en sus tallos y son acariciados por el viento”.
El 3º movimiento “Lo que me cuentan los animales del bosque”. Parecido al anterior en su forma. Una “sinfonía natural” de los pájaros y demás animales del bosque a los que agrega los sonidos de una banda militar recuerdo de su infancia.
En el 4º movimiento “Lo que me cuenta el hombre (la noche)”. La contralto solista interviene en un recitativo libre cantando un texto de Friedrich Nietzsche, tomado de "Así habló Zaratustra" que dice así:

¡Oh, Hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda noche?
¡Yo dormía!
¡Me desperté de un sueño profundo!
¡El Mundo es profundo!
¡Y más profundo de lo que el día recuerda!
¡Oh, Hombre! ¡Presta atención!
¡Profundo es tu sufrimiento!
¡La alegría es más profunda que la pena!
El sufrir habla:¡Desaparece!
Pero toda alegría busca la eternidad,
¡Una eternidad profunda, profunda eternidad!

En el 5º movimiento “Lo que me cuentan las campanas de la mañana (los ángeles)”. A la voz de la contralto se suman el coro de mujeres y el de niños en un canto de alabanza, goces celestiales de una visión ingenua y realista del paraíso, texto sacado de un poema “El muchacho de la trompa mágica” incluido en la colección original de un ciclo de lieder basados en una recopilación de cantos populares alemanes “El cuerno mágico de la juventud” realizada por Clemens Brentano y Achim von Arnim que data de 1805-1808 que dice así:

Tres ángeles cantaban una dulce canción
Donde las notas alegres tocaban el cielo.
Se regocijaban cantando
Que Pedro fuera liberado de sus pecados.
Y mientras el Señor Jesús se sentaba en la mesa para tomar
La última cena con sus doce discípulos,
Dijo: "¿Qué haces tú ahí?
Cuando te miro, lloras."
"¿No hace falta, Dios de bondad?
(No hace falta llorar así!)
Transgredí los Diez Mandamientos.
Me voy llorando amargamente
(No hace falta llorar así!)
Ah! Ten piedad de mi!"
"¿Has roto los Diez Mandamientos?
Entonces arrodíllate y reza a Dios;
Sera amando al buen Dios toda tu vida
Que obtendrás la felicidad celestial."
La felicidad celestial es una ciudad bienaventurada;
La felicidad celestial no tiene fin
La felicidad celestial le será dada a Pedro
Por Jesus y a nosotros para nuestra alegría

El 6º movimiento “Lo que me cuenta el amor” Es como un gran Adagio, según Mahler dijo, la cúspide, el nivel más alto desde donde uno puede mirar al mundo y que se puede llamar “lo que Dios me dice” ya que solo Dios es amor y de esta forma mi obra es un poema musical ¡Comienza con la naturaleza inanimada y se eleva hasta el amor de Dios!. De su conmovedor movimiento final, dijo Leonard Bernstein que era la música más dolorosamente hermosa escrita por Mahler.

sábado, 8 de enero de 2011

FINALIZAMOS EL AÑO CON MAHLER Y ELGAR




Rafael Ponce 7-01-2011

Los dos últimos conciertos del año fueron el del tres de diciembre, donde nos encontramos de nuevo con una obra de Mahler, la Sinfonía nº 9 en re mayor, obra esta que con la Sinfonía nº 10 inconclusa y La Canción de la Tierra forman su trilogía sinfónica última, que muchos llaman “trilogía del adiós” donde Mahler da rienda suelta a sus sentimientos que anuncian una muerte cercana, intensificada por la muerte prematura de su hija primogénita María Anna a la edad de cinco años. En este periodo de tiempo también pierde su cargo de director de la Ópera de la Corte de Viena después de una campaña mal intencionada contra él, por su condición de judío y para colmo de males se le detecta una enfermedad cardiaca que al final terminaría con su vida.
En estas terribles circunstancias nace esta novena sinfonía que algunos críticos han descrito muy acertadamente como “un resignado canto a la muerte”. Compuesta en 1909 en una pequeña localidad al Sur del Tirol donde veraneaba, coincide con el estado de moral más bajo del compositor que ya presiente su cercana muerte a lo que se une una cierta crisis de fe en su religión judía que por intereses había abandonado para abrazar la católica que le brindaba poder seguir en puestos claves de la música austriaca, hecho que al final no le solucionó ningún problema. Todas estas circunstancias se reflejan en esta obra, momentos de intenso decaimiento, momentos de rebelión ante la muerte y finalmente una resignación ante lo inevitable de esta. Me trae al recuerdo un poco la “patética” de Tchaikovsky escrita 16 años antes, la obra se compone de dos movimientos extremos lentos y dos centrales más enérgicos.
La orquesta que esta vez estaba dirigida por el joven Guillermo García Calvo empezó con un primer movimiento irreconocible, no podía dar crédito a lo que estaba escuchando, pero pienso que no yo solo, algunos miembros de la orquesta denotaban en su cara una expresión de incredulidad ante lo que sonaba, no sé qué explicación puede tener esto, pero yo no había visto a la orquesta naufragar de esa manera, los dos siguientes tampoco fueron muy brillantes aunque mejoraban en mucho al del comienzo, todo cambió en el adagio final que fue sublime, una maravilla, pero que para mi gusto solo maquilla un poco el resultado final, el público y la crítica no pareció que lo entendiera así porque las aclamaciones y aplausos fueron largos e intensos y la crítica reconociendo los desajuste del comienzo lo minimizan y se rinden a ese final que como ya he comentado fue buenísimo.
Para mi era la obra cumbre de esta temporada y siempre recelé un poco que se pusiera al frente de la orquesta a un director tan joven, años atrás para las obras de esta entidad y dificultad se traían a directores expertos, sin ir más lejos para la segunda de este autor se contó con Comissiona director por entonces de la OSRTVE que todos habíamos visto un poco antes dirigirla por TV de manera más que satisfactoria, a ver esto es una opinión de aficionado que es lo que pretendo ser, pero desde mi localidad percibo que ante directores de poca trayectoria o de poco nombre la orquesta se relaja, pierde concentración, pienso que si esta obra la dirige por poner un ejemplo cercano Colomer, esto no hubiera ocurrido, tenemos una orquesta de mucha categoría y a esa altura o más tienen que estar sus directores.




El concierto de Navidad este año nos brindaba la obra de Edward Elgar “El sueño de Geroncio”, digamos que la música inglesa tuvo muy poca relevancia después de Henry Purcell que murió en 1695, este largo silencio de más de cien años, lo rompen Hubert Parry (1848-1918) y Charles Stanford (1852-1924), pero a nivel internacional de forma rotunda es Elgar el que mete de nuevo a los británicos en la órbita de la música europea. Nacido en 1857 en Broadheath, católico, era hijo del dueño de una tienda de música, organista, pianista, violinista y afinador de pianos, atmosfera esta que condujeron al estudio de la música y a tocar el violín con solo 16 años en la orquesta de su ciudad y posteriormente a dirigir orquestas. Como compositor a pesar de ser casi autodidacta, tiene marcadas influencias de Brahms, Richard Strauss y Wagner. Las dos obras principales más conocidas de él fuera de Inglaterra son las Variaciones Enigma, compuesta en 1899 y la Marcha de Pompa y Circunstancia esta de 1901, no tan conocidos son los cuatro oratorios que compuso y precisamente entre las dos obras anteriormente citada, compone en 1900 El Sueño de Geroncio su óp. 38, basado en el poema del mismo nombre de Cardenal John Henry Newman, concebida para tenor, mezzosoprano, bajo, un amplio coro mixto y una formación orquestal numerosa, trata de cómo Geroncio nos habla de su muerte y de cómo Jesus le llama a su casa, como siente que su enfermedad reaparece en el momento que se le presenta el demonio, el coro lanza unas plegarias para que Dios acuda a su rescate. En la segunda parte una música dulce nos transporta al cielo, por donde Geroncio viaja acompañado por un ángel en busca de Dios,  le va comentando lo que le espera en adelante, entonces el coro cambia y representa a las fuerzas demoniaca que intentan recolectar almas, sobrecogido con la idea de ver a Dios, se encamina a la estancia donde será juzgado, un final donde el anciano accede a entrar en el purgatorio, donde el ángel temina la obra diciéndole el esperanzador ¿Adiós, mas no para siempre?.
Como viene siendo habitual con Edmon Colomer la orquesta funcionó de maravillas, quedando en un discreto segundo plano y dando más protagonismo al coro que para esta ocasión eran los dos más prestigiosos de la ciudad, el de la Opera y la Carmina Nova y a las voces solistas, la mezo Marisa Martins, el bajo Juan Antonio López y el tenor Justin Lavander, muy sobresalientes la mezzo y el bajo y algo por debajo el tenor, así llegamos a la tradicional entrega del premio a la mejor labor musical de este año, que recayó muy merecidamente en el padre D. Manuel Gámez, fundador de la Coral y Escolanía Santa Maria de la Victoria y finalizamos cantando público y orquesta el acostumbrado Noche de Paz que quizás fuera lo más navideño de este concierto.